Nombre: Patricio Chacón Moscatelli
Ubicación: Providencia, Santiago, Chile

Ingeniero Civil Mecánico (E) de la U. de Concepción, Egr. 1967, Maître en Cienc. Sociales, Mención Etica, Arcis Paris XII Val de Marne, 1998, dos hijos, uno de ellos con fuerte retraso mental. Por favor ignorar los "datos" del horóscopo y del año zodiacal. Los agrega el programa, sin mi permiso.

viernes, marzo 31, 2006

Tesis Capitulo III Dos Modos .... -Parte 2

III.2.3.- Características de la Ética Primitiva.

Considerando todo lo dicho hasta ahora, las características de la Ética Primitiva, sus aspectos constitutivos, serían los que se exponen a continuación. Utilizaremos igual esquema que el aplicado a los modos de Piaget, y limitándonos a nombrar los conceptos cuando estos hubieran sido ya definidos.

III.2.3.1.- Aspectos constitutivos de la Ética Primitiva.

La Ética Primitiva es un modo ético-moral que presenta varias de las características de la heteronomía o modo autoritario, en general fuertemente exageradas. Para fines de comparación, marcaremos con doble asterisco las que comparte con el autoritarismo. Entre ellas podemos nombrar las siguientes.

-las personas utilizan la interiorización -ya definida- para el aprendizaje práctico y teórico de los conceptos ético-morales. **

-en este modo ético-moral tanto el aprendizaje como la aplicación práctica cotidiana de los conceptos ético-morales está fundada en el respeto heterónomo –ya definido-. **

-las sanciones elegidas y/o aceptadas son las sanciones expiatorias en las que se usa la violencia física -o castigos corporales-.

Son características y habituales de la Ética Primitiva:

-la responsabilidad objetiva, ya definida. **

-la responsabilidad colectiva y/o comunicable, ya definida. **

-la creencia en la justicia inmanente, ya definida. **

-la tendencia al uso ambivalente de la sumisión y la dominación en las relaciones sociales. **

-entienden la sumisión y la dominación como relaciones -tanto con otros seres humanos como con animales- en que los "superiores" "tienen derecho" a golpear -y eventualmente hasta mutilar o matar- a sus subordinados, forma de dominación considerada "natural", y, muchas veces, como una obligación moral.

-la tendencia a responsabilizar a las víctimas de los daños físicos o psicológicos que puedan sufrir por los castigos corporales, por cuanto son ellas las que "causan" los castigos con sus comportamientos indebidos.[9]

-las personas, cuando utilizan este modo, confunden habitualmente el significado de 'legal' y de 'legítimo', haciéndolos sinónimos. **

-una de las virtudes característica de este modo es la caridad, forma de generosidad "interesada", ya descrita. **

-es propio de este modo el fortísimo rechazo a las diferencias, generándose intensos sentimientos en relación a los grupos "nosotros-ellos". Se basan en las dificultades del ego y sociocentrismo para "ver" o imaginar el punto de vista de los demás, por confusión del pensamiento propio, o de lo propio, con el resto. De aquí surge la fuerte tendencia a los etnocentrismos o xenofobias, de las que el racismo y el machismo son sólo algunas de sus expresiones. **

-en la expresión de la sumisión de los que usan y sienten la Ética Primitiva es muy fuerte la necesidad de contar con un líder de Ética Primitiva -más "fuerte" que uno autoritario-, admirado y simultáneamente temido -hasta se podría afirmar que es admirado porque es temido-, y viven en un intenso interés permanente por la "lucha por el poder". **

-es en la Ética Primitiva que adquiere su sentido más profundo la expresión «líder natural», utilizado ampliamente en los ámbitos de actividad en los que predomina este modo. **

-la fuerte tendencia a justificar -por medio del razonamiento heterónomo propio de este modo ético-moral- la utilización de la violencia y agresión físicas como medio lícito y conveniente y necesario de relación social. Y a su consecuente uso, aceptando como naturales e inevitables los resultados tanto físicos como psicológicos.

-la tendencia a aceptar la violencia psicológica y la consecuente agresión psicológica -incluidas las formas económicas de la violencia y la agresión- como formas lícitas de solución de conflictos de intereses y de relación social, pero sólo como sucedáneos de la violencia física, en ocasiones en que no pueden o no les conviene usarla.

-Las personas que usan este modo ético-moral están fuertemente influidas -y hasta determinadas- por las formas ego y sociocéntricas, en el sentido de Piaget, de entender la sociedad y la posición de uno mismo en ella. **

-en determinadas circunstancias -existencia de grupos estables-, las personas que usan la Ética Primitiva llegan a adquirir y mostrar un fuerte sometimiento al grupo de elegidos del que sienten que forman parte. Este sentimiento les conduce a realizar los mayores sacrificios en beneficio de "su" grupo, incluyendo el de su propia vida: los kamikaze son un ejemplo de todos conocido.

-los grupos sociales que usan de preferencia esta Ética Primitiva acostumbran realizar procesos iniciáticos. Estos ritos o períodos iniciáticos, a veces de larga duración -hasta de varios años [10]-, se justifican aduciendo que constituyen la única manera de lograr "enseñar" las "cualidades" y "habilidades" que se suponen únicas de los así iniciados, asegurando su incondicionalidad a toda prueba -por encima de lazos familiares, de respeto por la integridad física y/o psicológica de los demás o de otros tipos- y la capacidad de soportar el dolor, los malos tratos o las malas condiciones, de darlo todo en pos de lograr el fiel cumplimiento de las órdenes de su líder o de su representante, los fines o la honra del grupo, los que se sacralizan.

-las personas que no soportan este tipo de "entrenamiento" o que se resisten a la incondicionalidad exigida -por encima de toda otra norma, hasta las más elementales-, son expulsados de estas iniciaciones con ignominia, y calificados de "débiles", "cobardes" y/o "incapaces de este tipo de vida", y muchas veces también de "traidores". Cuando se llega a producir la muerte de uno de los aspirantes, esta se suele minimizar y a considerarla como "accidente", incluso calificándolas de suicidio o de responsabilidad de la víctima: así se protege a los que la produjeron y a "la honra del grupo". Estas pruebas indican hasta qué punto el grupo valoriza el uso de la violencia física como "formadora del carácter" del iniciado.[11]

-la pertenencia a los grupos mencionados despierta en sus miembros una adhesión total a los postulados del mismo -creencias y fines-, generalmente acompañada de sentimientos mesiánicos, los que se expresan en lo que se conoce como fundamentalismos.

-en este modo -al igual que en el autoritarismo- son bastante frecuentes las «conversiones fanáticas», en las cuales un ferviente partidario de "su grupo" -o creyente- se cambia súbitamente de creencias y de todo el conjunto de dogmas que antes consideraba casi o totalmente sagrado, a otro conjunto de creencias y dogmas, a veces radicalmente diferente al conjunto anterior, con líderes y rituales incluidos, todo esto con igual o peor fanatismo que el que profesara por su anterior "credo". Es el cambio de la autoridad superior externa -un dios, un profeta, una causa- a la que se le asigna la característica de "verdadera", y de todo lo que dicha autoridad plantea y significa. Un converso de este tipo suele transformarse en acérrimo enemigo de su antiguo grupo, combatiéndolo con mayor energía que los "no conversos". Este pudiera ser uno de los elementos que influyan fuertemente en el complejo caso de los torturados que, al no poder resistir el tormento, primero consienten en delatar a sus compañeros de grupo, para terminar convirtiéndose al bando de los torturadores y hasta torturándolos también. **

-pensamos que éste es el modo ético-moral que caracteriza la forma de organización y relación de las llamadas culturas primitivas, en las que prima la ley del más fuerte o del garrote.

-por sus características, la expresión de la Ética Primitiva suele ir acompañada de expresiones del Autoritarismo, en combinaciones muy difíciles de distinguir.

-como todos los modos, una vez aprendido y adoptado, puede coexistir con los otros durante toda la vida, expresándose de preferencia en algunos ámbitos de actividad específicos.

Estas serían sólo las características principales de este modo ético-moral, ya que este modo también se expresaría por muchas otras formas de actuar, más sutiles y difíciles de distinguir y caracterizar.

III.2.4.- Diferencias entre Ética Primitiva y Autoritarismo.

Del recuento de los aspectos constitutivos o características de la Ética Primitiva recién enumerados, resalta que las mayores diferencias entre este modo y el Autoritarismo serían las siguientes.

Por una parte, el grado con que se expresan las características que son comunes, más marcadas y hasta caricaturizadas en la Ética Primitiva.

Por otra parte, porque en la Ética Primitiva:

-se prefiere el uso de la violencia física como forma lícita y conveniente de relación en vez de la violencia psicológica -característica del modo autoritario-, dejando a la violencia psicológica sólo como sucedáneo de la física.

-la utilización preferencial de sanciones expiatorias que hagan uso de la violencia física.

-la fuerte subordinación al grupo, al que se desea más que nada pertenecer, con una adhesión casi absoluta y acrítica a los postulados grupales, así como a las órdenes emanadas de sus dirigentes.

-la utilización de ceremonias, ritos o períodos de iniciación, cuyo cumplimiento es requisito para la incorporación al grupo, y que incluyen pruebas muy difíciles y dolorosas, así como formas muy violentas de entrenamiento.

Pensamos que vale destacar el hecho de que la "cercanía" entre la Ética Primitiva y el Autoritarismo sirve para que las personas que usan de preferencia uno de estos modos "pasen" con mucha facilidad al otro, tanto por momentos como por períodos prolongados. Y que esta característica dificulta muchísimo la diferenciación de cada uno de ambos modos.

La discusión sobre las razones que avalan la separación de la Ética Primitiva como modo aparte del Autoritarismo la haremos en conjunto con la justificación del Individualismo como modo distinto de los demás.

III.3.- El Modo del Individualismo: su detección.

Hemos llegado a postular la existencia de este modo después de conocer los análisis efectuados por otros autores sobre este fenómeno psicosocial, al que llamaban «relativismo ético-moral» o «personalismo ético» -con descripciones muy semejantes-, y luego de tratar de analizarlo con las herramientas del esquema piagetiano que ya conocíamos, y, en lo posible, incluirlo en él. En efecto, y hasta donde sabemos, varios especialistas del dominio ético-moral han abordado este asunto, el que nos pareció desde un comienzo muy complejo, confuso y de muy frecuente ocurrencia. Entre ellos, el Dr. Kohlberg, Tony Mifsud, el Dr. Thomas Lickona y el Prof. Gyarmati, entre los que conocemos.

Aun cuando nos parecía claro que el fenómeno era detectable y de común ocurrencia, las explicaciones y caracterizaciones de estos enfoques nos dejaron insatisfechos: nos pareció que explicaban sólo parcialmente estos fenómenos, y además encontramos confusas sus caracterizaciones. Y por último, no mostraban posibles alternativas para asimilarlos al esquema de Piaget, que nos parecía enteramente satisfactorio para los otros modos.

Las posiciones de Kohlberg y de Mifsud nos han resultado muy difíciles de comprender, más todavía de compartir, y sus explicaciones difieren muy sustancialmente de las que nos parecen adecuadas, hasta el punto de que pensamos que confunden a la autonomía con el individualismo, asignándoles a ambos modos los mismos efectos y defectos. Tanto es así que preferimos no exponer aquí sus puntos de vista, limitándonos a recomendar su lectura directa de los textos de estos autores, consignados en la Bibliografía.

Empero, les reconocemos el valor de haber sido las primeras "versiones formales" del relativismo que conocimos, en ese orden.

Daremos una breve reseña de las posiciones de Lickona y Gyarmati, las que creemos haber comprendido adecuadamente. El Dr. Lickona piensa que este relativismo ético-moral se ha generalizado en las sociedades contemporáneas como consecuencia de la masificación de dos modos de pensar, el positivismo filosófico, que niega la existencia de verdades morales objetivas, y el "personalismo", que enfatiza la autonomía individual y los sentimientos subjetivos.

Entendemos que el "personalismo" aducido por el Dr. Lickona, quien se preocupa mucho más de la descripción detallada de sus negativos efectos que de definirlo con claridad [12], es muy semejante a lo planteado -con referencia al mismo fenómeno- por Gyarmati, al referirse a lo que llama «privatización de la persona», que se derivaría de la pseudo-autonomía propia del uso ideologizado del individualismo.

"Otro efecto del uso ideologizado del individualismo es la privatización de la persona: ésta interpreta todos los acontecimientos reduciéndolos sólo a aquellas de sus dimensiones que afectan directamente su propio ámbito personal, desligándolos del contexto social más amplio. Se elimina así el sentido de responsabilidad del individuo para con su comunidad, quedando como su principal,por no decir su único lazo de integración a ella, su calidad de consumidor de bienes y servicios para su uso personal."[13]

Los cuatro autores mencionados denominan «relativismo» o «relativismo ético» a esta forma recurrente de comportamiento ético-moral, al igual que otros autores, de libros -como el Psiquiatra español Enrique Rojas [14]- y de numerosos artículos sobre el tema en periódicos.[15]

Para el Dr. Rojas y la mayoría de los autores de artículos, así como para el Dr. Kohlberg y para Mifsud, la autonomía planteada por Piaget pareciera no existir o resulta tan perversa como el justamente vilipendiado relativismo. Creemos que para ellos las únicas opciones posibles son relativismo o autoritarismo, y que, en tal disyuntiva, se pronuncian claramente por el último.

Junto con fundamentar su opinión contraria al relativismo ético y con mostrar algunas valiosas herramientas para combatirlo, el Dr. Lickona da cuenta de un clarísimo ejemplo de un curioso fenómeno, frecuente en los modos de pensar -y del consecuente actuar- del sentido común contemporáneo. Muchas personas que demuestran ser relativistas cuando enfrentan situaciones de análisis ético-moral explícitas y de cierta complejidad, por ejemplo, una discusión sobre la imparcialidad ético-moral en la enseñanza, cuando viven una situación cotidiana en que hay implicaciones ético-morales muy claras, actúan demostrando que sí existen, para ellos, normas ético-morales específicas que deben ser respetadas por todos, por ejemplo, si ven que un alumno está golpeando a otro más pequeño. Es decir, en estos casos cotidianos, las mismas personas actúan como "no-relativistas". Dice Lickona que, cuando ocurren estos problemas ético-morales cotidianos, no van y dicen ."los adultos encargados no van y dicen: 'Yo personalmente’no estoy de acuerdo con tu comportamiento, pero como no existe el bien y el mal, puedes seguir haciendo lo que estimes conveniente.'

Lo que hacen es detener las acciones incorrectas rápidamente, y, cuando cumplen bien con sus funciones, además explican cuidadosamente a los involucrados las razones por las cuales dichos comportamientos son incorrectos."[16]

Nótese que el Dr. Lickona, junto con dar las razones que descalifican los razonamientos relativistas, propone y fomenta soluciones de clara autonomía piagetiana, a diferencia de lo que hace el Dr. Rojas y otros que piensan como él. Pero este no es el único mérito de esta cita.

Lickona da aquí un excelente y clarificador ejemplo de la mantención simultánea de creencias o ideas, que son contradictorias, por la misma persona, cuando cambian de ámbitos de actividad, sin que las personas que lo hacen se percaten de las incoherencias en que incurren: este ejemplo muestra un cambio de modo ético-moral, pero cambios semejantes se repiten con extraordinaria frecuencia en todos los dominios de la actividad humana.

Es como si las personas tuvieran y mantuvieran un "juego" de ideas o conceptos para cada ámbito de actividad, usando uno para cada ámbito o dominio. Cuando se cambian de ámbito de actividad, también cambian el juego de conceptos, sin percatarse de estarlo haciendo y sin sentirse incoherentes por ello. Incluso cuando se les hace ver estas diferencias, se resisten a aceptar que deberían decidir entre opciones incompatibles, aduciendo, precisamente, que el cambio de ámbitos de actividad justifica las incoherencias. Es lo que les parece natural.

Este fenómeno, que se repite sin cesar en la vida cotidiana -por lo que se justificaría investigarlo a fondo para caracterizarlo debidamente y estudiarlo en todas sus numerosas y significativas implicancias-, es el que facilita y fomenta la separación absoluta de dominios en las ciencias -en especial en las ciencias humanas, en las que conviven pacíficamente "paradigmas" claramente contradictorios entre sí, hasta en la misma persona- y que se observa en los súbitos cambios de modo ético-moral que todos experimentamos a diario.

Piaget es el único de los investigadores del dominio ético-moral que conocemos que da cuenta de este frecuente y curioso fenómeno, de manera indudable pero implícita. Esta falta de explicitación ha servido para que sus seguidores no hayan tomado conciencia del hecho y su importancia crucial, y que sus interpretaciones se alejen gravemente de los postulados piagetianos, según nuestra opinión, tan gravemente que las tergiversan. Esta tergiversación ha sido extendida, a nuestro parecer, también a los otros dominios del conocer, todos los del desarrollo cognitivo, con las consecuencias correspondientes.

III.3.1.- Las posibles causas del Individualismo.

Pensamos que las causas del individualismo sugeridas por Lickona y Gyarmati, si bien válidas, no son las únicas.

Otra de las posibles causas es la creencia generalizada de que no hay conocimientos científicos, es decir seguros y demostrables, sobre ética o moral, en especial en lo que se refiere a evaluación de valores y principios. Y que se extiende incluso a considerar de que todo el dominio ético-moral escapa a la posibilidad de ser estudiado científicamente.[17] Quien cree esto, y además no está dispuesto a aceptar autoridades externas que determinen qué es correcto y qué no, entonces puede sentirse autorizado a decidir por sí mismo. Si además sigue siendo ego o sociocéntrico, entonces decidirá privilegiando lo que le conviene a él y/o a su grupo cercano: si este es el caso, está completo el cuadro del individualismo.

Cabe destacar que igual creencia pero de alguien que es capaz de razonamientos «des-centrados» (en el sentido de Piaget), y que por lo tanto toma en cuenta los intereses de todas las personas -sean o no de su grupo cercano, le convenga a él o no-, conduciría a razonamientos de autonomía.

Esta creencia, tan difundida como firme en todas nuestras sociedades actuales y en especial entre los jóvenes, casi podría ser considerada también como una consecuencia -o una de las variantes, según se mire- de la predominancia actual del «individualismo ético-moral».

Otra de las posibles causas del florecimiento actual del individualismo puede ser la extrapolación de la tolerancia religiosa al ámbito ético-moral. Quienes mantienen la creencia -tan extendida y tan "firme" como la anteriormente mencionada- de que la ética y la moral "pertenecen" al dominio religioso, "son" parte integrante de lo que deben decidir y determinar las religiones [18], pueden concluir que la tolerancia religiosa -una virtud que afortunadamente se ha generalizado mucho en la mayoría de las sociedades (en una perspectiva de largo plazo), y que se difunde cada vez más- debe ser extendida al ámbito ético-moral. El resultado de muchos que así piensan -en rutinas no conscientes, es decir, sin analizar el asunto explícita y conscientemente- puede ser la extensión de la virtud de la tolerancia religiosa al ámbito ético-moral pero inadvertidamente -también inadecuadamente-, transformándose en un vicio, las éticas y morales personales, en las que todo vale, si a uno le conviene y los demás no reclaman -¡qué tontos son los que no reclaman!-.

Otra de las posibles causas del Individualismo podría ser, curiosamente, la aceptación universal de la dupla ciencias-tecnologías, cada vez más masiva y más indiscutida.

Una de las tantas consecuencias de la rapidísima entronización de la dupla ciencias-tecnologías -en el contexto de la evolución de las sociedades humanas- resulta ser una creciente y masiva educación, de todas las personas, necesaria para la mantención y crecimiento de modos de producción cada vez más tecnificados. Esto ha conducido a una masiva "nivelación" de las personas: mientras menos ignorantes son las masas, más "iguales" se sienten a los que mandan y dictan las reglas, reclamando a su vez el derecho a participar en la elaboración y mantención de reglas, normas y leyes. La presión popular hace que los regímenes políticos deriven hacia lo que se conoce como "democracias liberales representativas", en las que los grupos que dictaban a su arbitrio las leyes son desplazadas por grupos de representantes de toda la gente. La ventaja estriba en que los representantes pueden cambiarse, cada cierto tiempo preestablecido, si la gente no está conforme con la manera en que han cumplido con lo que prometieron. Obviamente, lo dicho aquí, y en la mayor parte de este aspecto, es válido sólo para los países que usan el sistema mencionado.

La participación de la gente común en la elaboración y mantención de las leyes, aparte de indirecta por definición, resulta fuertemente disminuida por las dificultades de "controlar" a los legisladores y a los aplicadores de las leyes y sus respectivos reglamentos -los poderes ejecutivo y judicial, en general, personas no siempre elegidas-, los que han llegado a constituirse en grupos también "cerrados" y "profesionalizados", aunque muchísimo más grandes que sus predecesores. Un excelente estudio de las democracias de este tipo, de su génesis, su evolución, sus significativas falencias y sus probables desarrollos posteriores puede encontrarse en los textos de C. B. Macpherson que indicamos.[19] Las ideas que respaldan a este tipo de gobierno se remontan tan atrás como la Ilustración, época en que los iluministas ya habían planteado con meridiana claridad sus objetivos declarados, pero que sólo se han ido materializando parcialmente, en la medida en que el grueso de la población ha estado suficientemente madura para cada logro.

Esto en lo que se refiere a las leyes, que, como sabemos, sólo norman una pequeñísima fracción de las interacciones humanas. El resto de las reglas de convivencia van evolucionando lenta pero sostenidamente, y a velocidades que parecen crecer a medida que los medios de comunicación se hacen más y más masivos. El cambio de reglas -y modos- ético-morales en la evolución de las sociedades humanas se produce, a nuestro entender, con mecanismos semejantes a los que hacen evolucionar los lenguajes, por silenciosos cambios aceptados consensualmente, copiados principalmente por mimésis de los modelos de comportamientos sociales aceptados -otra vez, consensualmente-.

Otra posible causa del Individualismo, también derivada de la evolución de las sociedades, es el influjo que han tenido en ellas la masificación de conceptos e ideas derivados de algunos "descubrimientos" científicos.

En el curso del último siglo ocurre otro fenómeno social que ha producido cambios significativos en la manera de elaborar y aceptar las reglas -y también las verdades- por parte de la gente. Del ámbito de la filosofía de las ciencias, más precísamente, del desarrollo de la epistemología -una metaciencia, es decir, una ciencia que estudia las ciencias-, surge la idea de que "todo es relativo" -en el sentido de que las verdades absolutas y las esencias de las cosas no existen-, lo que se extrapola, muy rápidamente, al ámbito de las reglas y normas de convivencia, haciéndose cada vez más popular, dadas las condiciones propicias del "igualamiento" creciente. Este relativismo -también conocido como "relativismo cognitivo"- viene con el aval más creíble del momento, el de las ciencias, aunque -contrariamente a lo que muchos suponen- con las teorías de Einstein sólo tiene en común muy poco más que la palabra "relatividad". Aunque los fundamentos y explicaciones acabadas de este relativismo sólo son conocidas y dominadas por una ínfima minoría de superespecialistas, las "conclusiones" -vale decir "todo es relativo"- son aceptadas por una enorme cantidad de gente, idea que ha terminado en constituirse como la usada por una clara mayoría.

En los últimos 60 años, décadas más o menos, este relativismo aplicado también en el aspecto ético-moral de las actividades humanas se ha ido masificando al punto de que, en el momento presente, el modo predominante parece ser, casi sin duda, el individualismo. Al menos en los países del "primer mundo", los del segundo y hasta algunos del tercero y del cuarto. Si están o no en esta nueva era se detecta, principalmente, por su ingreso al selecto club de las economías de libre mercado. Una era que podría llamarse con propiedad "Era de la autodeterminación", o también "del ocaso de los dogmas".

En un mundo como éste, las antiguas autoridades que se arrogaban el derecho o la infalibilidad en la determinación de las reglas y normas de convivencia verdaderas ven disminuir peligrosamente el número de seguidores dispuestos a aceptarles tales prerrogativas: los reyes y dictadores se hacen cada vez menos populares, a menos que cambien su papel, y las autoridades religiosas se ven cada vez más constreñidas a los aspectos más puramente religiosos, fenómeno social conocido como secularización. Visto desde una amplia perspectiva mundial, casi no caben dudas, los dogmas -incluso los religiosos- están en franca decadencia, salvo, naturalmente, en aquellas sociedades que todavía usan sistemas de organización basados en el fundamentalismo -clara expresión de la mezcla de autoritarismo con ética primitiva-.

Es probable que este individualismo no se hubiera generalizado tanto ni tan rápido si no fuera porque resulta extraordinariamente funcional al sistema económico -y también político- denominado "economía de libre mercado", o neoliberalismo, heredero del ya antiguo capitalismo y de cuyos orígenes nos habla Macpherson. Según sus ideólogos, la más avanzada forma de capitalismo, tan avanzada que constituye "el fin de la historia", frase que ha hecho famosa Fukuyama. En verdad se trata de una funcionalidad mutua, ya que ambos se refuerzan y retroalimentan.

Más aún, pensamos que un estudio acabado puede llegar a demostrar que ambos fenómenos son expresión del mismo modo ético-moral, el individualismo, y que las diferencias estriban en que se expresan en diferentes ámbitos de actividad: uno en los político-económicos y el otro en el resto de los ámbitos de actividad humanos.

En resumen, creemos que son muchas las posibles causas del novísimo aparecimiento de este individualismo, las que se concatenan y potencian entre sí.

Nos ha llamado poderosamente la atención el que los autores que han tratado este Individualismo -aunque con diferentes nombres- se hayan preocupado todos -nosotros incluidos- de dilucidar su posible origen. Resulta casi absurdo preocuparse por las posibles causas históricas de la anomía, o de la ética primitiva, del autoritarismo y hasta de la autonomía. De partida, no hemos encontrado en Piaget referencia a estos posibles orígenes, salvo sus breves indicaciones acerca de su suposición de que, en su época, ya se había producido la extinción del modo de la Ética Primitiva, lo que muestra al menos una cierta creencia implícita suya en la historicidad de estos fenómenos psicosociales. Parece obvio que los dos primeros surgieron junto con la especie, y que el autoritarismo puede haber aparecido en las sociedades humanas a lo menos junto con las historias escritas, y muy probablemente antes de eso. Si aceptamos que el capitalismo es una expresión del Individualismo -el Posesivo que postula Macpherson-, entonces la aparición masiva del Individualismo en la historia humana coincidiría con la de entronización de esta forma de organización político-económica: lleva ya cerca de cuatro siglos. Además, ha logrado masificarse y expandirse a casi todos los ámbitos de actividad contemporáneos, al punto de que pocas dudas caben de que es el modo ético-moral predominante en la actualidad.

Nos parece muy probable que la autonomía sea también un modo "moderno" -en comparación con los tres primeros-, y que su "primera aparición", aunque no muy masiva, sea talvez bastante anterior a la del Individualismo. Nos referimos al surgimiento de las ciencias y sus métodos -anterior al capitalismo- pero que estuvo por muchísimo tiempo circunscrito a las elites educadas, cercanas a las universidades. Sus primeras expresiones claramente detectables en la historia de Occidente datan ya de la primera mitad de este milenio.

Sin embargo, este modo sigue siendo usado plenamente sólo en algunos pocos ámbitos de actividad actuales, tales como las ciencias y las tecnologías (todavía privilegio de muy pocos, especialmente en lo que se refiere a investigación y desarrollo, ámbitos en que se da más la autonomía plena entre pares), los familiares, y los emergentes de la ecología y de los movimientos solidarios, entre otros, o como pequeñas "incrustaciones" en ámbitos de actividad en que priman otros modos, por lo que cabe abrigar la esperanza que, de mantenerse las tendencias seculares hasta ahora observadas, alguna vez, en algunos siglos más, llegue a ser el modo predominante en el mundo.[20]

Como quiera que sea, pensamos que este tema -la evolución ético-moral de las sociedades, que requiere de vastos conocimientos de historia que no tenemos- proporcionaría amplios campos de investigación, de enorme interés, y que pareciera estar aún intocado.

III.3.2.-El individualismo: la caracterización.

La caracterización de este probable modo que postulamos y que mostramos a continuación constituye más que nada una hipótesis de trabajo con mejores fundamentos para futuras investigaciones. Así entendido, lo que ahora planteamos nos parece suficientemente justificado por los antecedentes de los otros autores ya citados, por las deducciones propias derivadas de los conceptos piagetianos ya expuestos y por intuiciones fundadas, para estos propósitos.

III.3.2.1.- Aspectos constitutivos del Individualismo.

El Individualismo es un modo ético-moral que presenta algunas de las características de la heteronomía -o modo autoritario-, otras del modo democrático -o de la autonomía-, las que se aplican de manera tal que favorezcan los intereses propios o los del endogrupo, en ese orden, -hasta eclipsar por completo los de los demás-, en una actitud que denominaremos «oportunismo individualista», o simplemente «oportunismo» para abreviar.

Para facilitar la comparación, marcaremos con doble asterisco ** las que comparte con el autoritarismo y con doble asterisco entre corchetes [**] las que comparte con la autonomía. Las propias de este modo irán sin marcas.

Las actitudes y comportamientos característicos, usados sistemática y recurrentemente por quienes utilizan el Modo Individualista, y que nos parecen pertinentes, son los siguientes.

-las personas utilizan la semi-internalización -que definiremos luego- para el aprendizaje práctico y teórico de las reglas o normas, para la construcción de los valores, de las escalas valóricas y de los códigos ético-morales.

-en este modo ético-moral tanto el aprendizaje como la aplicación práctica cotidiana de las reglas, valores y códigos ético-morales está fundada en el respeto individualista -que definiremos luego-.

-en la elección y/o aceptación de sanciones optará por las sanciones expiatorias o por las de reciprocidad según le covenga, con oportunismo individualista.

-optará, con oportunismo individualista, por la responsabilidad objetiva o por la subjetiva -ya definidas-, según le convenga.

-optará, con oportunismo individualista, por utilizar o no la responsabilidad colectiva y/o comunicable, ya definida.

-optará, con oportunismo individualista, por utilizar o no la creencia en la justicia inmanente, ya definida.

-optará, con oportunismo individualista, por utilizar o no la tendencia de quienes le rodean al uso ambivalente de la sumisión y la dominación en las relaciones sociales.

-optará, con oportunismo individualista, por utilizar o no las relaciones de igual a igual con aquellos que le rodean que las prefieren -los que usan la autonomía-.

-la fuerte tendencia a responsabilizar a los demás por las consecuencias de las decisiones que él o ella toma, tanto de los daños físicos como psicológicos -en especial los del ámbito económico-, por cuanto son ellas las que "causan" dichos males al no tomar las precauciones debidas, o que, por lo mismo, "se las merecen".

-las personas, cuando utilizan este modo, optan, con oportunismo individualista, por confundir o no el significado de 'legal' y de 'legítimo', haciéndolos sinónimos según les convenga.

-optará, con oportunismo individualista, por utilizar o no la caridad, ya descrita, o por el uso de la solidaridad, ya descrita, según su conveniencia.

-es propio de este modo la utilización de las diferencias, siempre teniendo en vista el beneficio propio o del endogrupo. Sin embargo, se plegará al uso de los etnocentrismos o xenofobias, -del racismo, del machismo y de otras formas-, tanto por sí mismo como el que sientan o ejerzan otros, según le convengan.

-viven en un intenso interés permanente por la "lucha por el éxito", entendido como la obtención de riquezas, fama, reconocimiento público, poder y liderazgo, y la vivencia continua de emociones intensas.

-son habitualmente renuentes a aceptar el liderazgo de otros -en especial si los líderes usan otros modos-, pero los aceptan con mayor entusiasmo y menos crítica mientras más exitosos sean estos líderes, según su criterio, y siempre con oportunismo individualista.

-la fuerte tendencia a justificar -por medio del razonamiento individualista propio de este modo ético-moral- la utilización de cualquier medio, incluso de la violencia y agresión físicas, como forma lícita y/o conveniente y/o necesaria de relación social. Y a su consecuente uso, decidido con oportunismo individualista, aceptando como naturales e inevitables los resultados, tanto los físicos como los psicológicos -en especial los económicos-.

-la tendencia a preferir la violencia psicológica y la consecuente agresión psicológica -incluidas las formas económicas de la violencia y la agresión- como formas lícitas de solución de conflictos de intereses y de relación social, siendo reticentes al uso de la violencia física.

-las personas que usan este modo ético-moral están fuertemente influidas -y hasta determinadas- por las formas ego y sociocéntricas, en el sentido de Piaget, de entender la sociedad y la posición de uno mismo en ella. **

-las personas que usan de preferencia este Individualismo suelen ser muy reticentes a la realización de procesos iniciáticos del tipo indicado para la ética primitiva, y se resienten muy fuertemente a participar en ellos. [**]

-en este modo -al igual que en la autonomía-, no tienen sentido las «conversiones fanáticas», ya definidas.

-pensamos que éste es el modo ético-moral que caracteriza la forma de organización y relación de las llamadas "economías de libre mercado" o "neoliberales", en las que priman las leyes del mercado "libre" y de la "libre competencia", también llamadas "de liberalismo salvaje".

-por sus características, la expresión del Individualismo suele ir acompañada de expresiones del Autoritarismo, de la Ética Primitiva y de la Autonomía, en combinaciones y mezclas muy difíciles de distinguir.

-las personas que usan este modo, en el trato tanto con autoridades y superiores así como con sus subalternos, suelen usar, con oportunismo individualista, la zalamería, la simpatía fingida, y la adulación abierta y astuta, como una manera de ganarse su buena voluntad, mientras registran minuciosa y constantemente sus debilidades, errores y defectos -los que aparentan ignorar, aceptar, minimizar y asimilar-, pero que usarán -hasta con los superiores de los superiores- en cuanto puedan servir para sus propios fines. Mientras están denunciando estas debilidades -de sus jefes o subalternos -en maniobras individuales y/o colectivas, con mucha fuerza e indignación-, siguen manteniendo con ellos la actitud de adulación y fingida comprensión.[21]

-quienes usan este modo, cuando son sorprendidos en faltas y/o deben asumir las consecuencias poco convenientes de sus comportamientos, o simplemente cuando se sienten perjudicados, recurren con frecuencia a los "ruegos y reclamos pertinaces", insistiendo incansablemente con justificaciones múltiples -desde las más razonables hasta las más absurdas, verdaderas o inventadas, sin que les importe perjudicar a otros (co-culpables o inocentes, les da lo mismo) siempre centradas en sus necesidades y deseos-, las que repiten una y otra vez en interminable secuencia, la que termina sólo cuando consiguen lo que desean o son detenidos -muchas veces se requiere que sea bruscamente-.[22]

-los que usan este modo suelen ofrecer lo que sea que estimen puede ser deseado por quienes los evalúan o supervisan como compensación o reparación de sus comportamientos. No les importa si lo que ofrecen es legal o no, inmoral o no, posible o no, con tal de conseguir lo que desean, y además, la mayoría de las veces sin la menor intención de cumplir con lo ofrecido. Quienes cometen el error fatal de aceptar algún ofrecimiento ilícito -aún cuando no se llegue a materializar- serán víctimas de chantajes y/o acusaciones públicas, en las cuales frecuentemente aparecerán además como culpables de haber tomado la iniciativa.[23]

-cuando se trata de cumplir los compromisos previamente adquiridos, en los plazos convenidos, quienes usan el individualismo aducirán las más disparatadas y desfachatadas "razones" para dilatar y/o no cumplir el compromiso. Las dilaciones repetidas una y otra vez son una de sus armas favoritas para "cansar" a la contraparte y conseguir que deje de reclamar sus derechos. Estos "métodos" se usan de preferencia en los ámbitos económicos, y por los llamados "ejecutivos neoliberales", "cuescos" y también "cuescos cabrera", con tal frecuencia que han pasado a ser parte integrante de los "procedimientos" normales de muchas empresas.[24] Los perjuicios que puedan derivar de estas dilaciones son, para los que usan este modo, responsabilidad de los perjudicados, "se los merecen por tontos".

-otra "herramienta" habitual de quienes usan el Individualismo es la «negociación individualista», repetida una y otra vez. La negociación simple, que antes de la masificación del individualismo se entendía como el proceso de llegar a un acuerdo, el que luego se cumplía a cabalidad, con esporádicas ocasiones en que resultaba necesario aclarar dilemas surgidos después de haber cerrado el trato, los individualistas lo han transformado en un mecanismo para beneficiarse, negociando -individualista y oportunistamente- después del acuerdo, sin razones válidas, nuevas condiciones y precios, y volviendo a negociar cuantas veces quieran o les convenga. Otra vez, quienes aceptan este "procedimiento" son responsables, "por tontos", de los perjuicios que puedan sufrir.[25] Esta "negociación" se usa mucho en los ámbitos de actividad económicos y políticos. Los que no aceptan son calificados de "rígidos", y se les descalifica como posibles nuevas contrapartes: "con ellos no se puede hacer negocios" o "negociar".

-los alumnos individualistas suelen ofrecer a sus profesores "negociar" notas, trabajos, plazos y otras obligaciones: los que aceptan son, otra vez, "tontos". Los que no aceptan son calificados de "rígidos", "cuadrados" y otros apelativos, pero parecen ganar prestigio a sus ojos, por "darse cuenta" y por "no ser tontos". Parece ser que estas negociaciones se están extendiendo a casi todos los ámbitos de actividad humanos, incluso los familiares y los afectivos.

-en el proceso de dar o recibir explicaciones -de convenios, trabajos, pruebas u otras obligaciones mutuas-, quienes usan el individualismo no muestran preocupación porque la contraparte o ellos logren la comprensión completa, ni de asegurarse de que se haya logrado, les molestan los detalles y la minuciosidad. Pero cuando la falta de los detalles y la correcta comprensión producen malos resultados, entonces ellos rechazan toda responsabilidad, asignándosela toda a la contraparte: no entendió o no explicó bien, o le faltaron detalles importantes.

-más aún, cuando los individualistas se dan cuenta que la contraparte no entendió bien o no explicó bien, guardan silencio y consideran su "saber bien" y "saber que no sabe bien" como unas más de sus valiosas "ventajas comparativas", las que usarán en beneficio propio o del endogrupo en cuanto les convenga.

-los que usan este modo tienen gran aprecio por sus "ventajas comparativas", características o situaciones que les permitan "competir" mejor en su afán de conseguir el éxito. Ambos términos se han popularizado luego de la mundialización del neoliberalismo, pero se ha extendido a casi todos los ámbitos de actividad, incluidos los familiares y afectivos, en todos muestran su gusto por competir, haciendo uso de todas sus ventajas comparativas para conseguir el ansiado éxito: éxito entendido como "superación de los otros", como los juegos de suma cero, en que es necesario que muchos pierdan para que uno gane mucho.

-los que usan este modo, en su placer por competir y lograr ventajas comparativas, no muestran preocupación alguna por los que no triunfan, los que quedan excluidos de la competencia o no logran obtener ventajas comparativas. Cuando se les hace ver que esos otros, en la mayoría de los casos, no tienen responsabilidad personal por su situación desmedrada, alegan que esto no es culpa o responsabilidad de ellos, que a otros -a quienes les importe o al estado- les corresponde resolver esos problemas, que ellos "no están ni ahí" con problemas ajenos. A lo más, suelen reconocer que la situación de estos "perdedores" puede no ser justa, pero que ellos no pueden cambiar un sistema que recibieron así, limitándose a la caridad esporádica, ojalá con publicidad, la que les sirva además como nueva ventaja comparativa.

-casi está demás decir que, para quienes prefieren este modo, la ideología que mejor sirve para guiar las formas de organización económico-políticas de la sociedad es la neoliberal, la que facilita la competencia de todos con todos, el uso "libre" de las ventajas comparativas de cada quien, y la obtención del éxito para quienes lo merezcan.

El sistema propugna la competencia sin frenos, en que cada cual se preocupa de sí mismo y de sus allegados, usa todas sus armas -todo vale si el éxito está por medio, incluso saltarse las normas legales y/o éticas si el riesgo vale la pena- y el que se sienta atropellado que reclame y use lo que tenga a mano para defenderse. Piensan que, si todos hacen lo mismo que los triunfadores, entonces el sistema funcionaría para todos tan bien como para los que triunfan. Suelen eludir la discusión del punto de que el sistema no permite que todos triunfen, que eso no es posible, por la definición de «éxito» que usan.

-por el conjunto de las creencias que mantienen los que usan este modo, no resulta extraño que muestren una muy fuerte tendencia al consumismo, de cosas, de servicios y de "intangibles" que les den la sensación de triunfo, del éxito por sobre los demás.

-los que usan este modo suelen usar como razón válida para crear, modificar, anular o "reinterpretar" las normas el hecho de que esto les conviene, con lo que, en la práctica, la convivencia queda liberada de criterios universalmente válidos, sólo sujeta a la conveniencia de quienes pueden convencer -por las buenas o con engaños- a sus contrapartes, usando todas sus ventajas comparativas. Es el uso de lo que hemos llamado relativismo extremo -definido más adelante-.

-este modo surge casi espontáneamente cuando las personas llegan a la adolescencia, con la mayoría de las características anotadas, agregándose las más "neoliberales" en la medida en que el sujeto se va integrando a los ámbitos de actividad económico-políticos, y con una intensidad que depende de las condiciones de evolución ético-moral que presenta el medio social significativo en que vive y se desarrolla.

-como todos los modos, una vez aprendido y adoptado, puede coexistir con los otros durante toda la vida, expresándose de preferencia en algunos ámbitos de actividad específicos.

Estas serían sólo las características principales de este modo ético-moral, ya que este modo también se expresaría por muchas otras formas de actuar, más sutiles y difíciles de distinguir y caracterizar.

III.3.2.2.- El Respeto Individualista.

Las personas, cuando usan el modo Individualista, aceptan la validez de las normas y las verdades por respeto individualista, el que también ocupan en la aplicación práctica de las normas y otras nociones ético-morales.

El Respeto Individualista consiste en un respeto por sí mismo como un igual -en tanto persona- de los que plantean las reglas (que se da también en el respeto de autonomía), pero sin el simultáneo respeto activo por las demás personas como iguales a sí mismo (este respeto por los otros también se da en el respeto de autonomía). Se acepta la igualdad de los demás siempre que ellos la hagan valer, que la reclamen, y en caso contrario, se ignora, se estima que los que no reclaman no se la merecen ("son tontos"). Esto conduce a que no se siente preocupación ni responsabilidad por los efectos que las reglas que uno acepta puedan tener en los demás, pero se siente el derecho a que los demás acepten el reclamo propio si uno es afectado. Cada cual se preocupa por sí mismo, y ocasionalmente, también por otros cercanos.

El uso de este respeto individualista es el que conduce a que varias características de la autonomía se den condicionalmente, con oportunismo individualista, tal como ya se ha descrito: la preferencia por el espíritu o sentido de la norma por sobre la letra, por las sanciones de reciprocidad, por las intenciones -los errores no son faltas- más que por las consecuencias materiales, preferencias que se ejercitan con facilidad cuando favorecen los intereses propios o del endogrupo, mostrando indiferencia por la aplicación de alternativas de heteronomía si se trata de extraños. Lo mismo ocurre con la utilización de las diferencias para la colaboración, la cooperación solidaria y la aplicación de la equidad en vez de la igualdad estricta. También en la creencia en la responsabilidad personal y no comunicable, y en la utilización y búsqueda de las culpas y culpables.

III.3.2.3.- La semi-internalización.

El proceso de aprendizaje usado por los individualistas -el metaaprendizaje- puede ser denominado semi-internalización, por cuanto se trata de una internalización parcial o trunca, incompleta.

El uso de criterios de reversibilidad y universalidad (siempre espontáneos y necesarios en la internalización completa, la de la autonomía) sólo se efectúa cuando alguien lo pide expresamente, no es espontáneo, y se prefieren las formas de razonar ego y sociocéntrica. Sin embargo, está basada en el uso del análisis crítico propio y la propia observación de la realidad, siempre con oportunismo individualista.

Un individualista ético-moral piensa que todos los valores ético-morales son relativos, que se tiene derecho a usarlos con oportunismo, incluso aquellos más básicos, como el respeto por la vida, por sí mismo y por los demás, y los otros principios básicos contenidos en la Declaración de los Derechos Humanos. También, que la validez de esos derechos, es relativa a la opinión y la conveniencia de cada persona, la interesada, en cada circunstancia. Esta creencia puede conducir a un relativismo extremo, el que se expresa en la validación de la propia conveniencia como razón importante -a menudo, como la más importante- en la justificación del cambio de las reglas, en su reinterpretación, en su creación o en su anulación.

Se expresa habitualmente en justificaciones tales como 'esta regla no se puede aplicar porque no me conviene', o 'esta regla debe entenderse de este modo -diferente al ecuánime y usual- porque de otro modo me perjudica', o bien, 'en este caso debe aplicarse esta norma -inventada ex profeso- porque protege mis intereses'.

Este oportunismo extremo deriva con frecuencia en la preocupación casi exclusiva por los derechos propios, con descuido, olvido y hasta negación de los mismos derechos para los demás y de las obligaciones personales que el cumplimiento universal de esos derechos implica. En buenas cuentas, que no es posible determinar criterios universales y permanentes para guiar las conductas humanas, que estos criterios no existen, y que varían según sean los intereses y necesidades de quienes los usen.

La aplicación sistemática y sostenida del oportunismo extremo por todo un grupo social transforma la convivencia en una anarquía generalizada -las reglas devienen tan "flexibles" que equivale a que no existan-, la que suele "organizarse" cuando uno -o unos pocos- consiguen "convencer" al resto de la mejor calidad de sus "razones", gozando entonces de los correspondientes beneficios. Quienes lo consiguen se autocalifican de "inteligentes", "vivos", "astutos" y otros semejantes, mientras el resto pasa a ser el grupo de los "tontos".

Esta característica del individualismo no siempre puede ser reconocida por los que prefieren el uso de otros modos, ya que la persona individualista conserva el esquema aceptado para la validación de las reglas y su interpretación.

El uso de este esquema -'esta regla es válida por esta razón'- aplicado con astucia, labia y gran rapidez mental -ambas características de los individualistas- puede dejar atónito a alguien que use el modo democrático, ya que aparenta ser una correcta aplicación del método de validación de las normas, salvo que la razón aducida no resiste el criterio de universalidad -qué ocurre si todos hicieran lo mismo- ni el de reversibilidad -qué pasa si la misma razón se usa para defender los derechos de la contraparte-. Como las personas que usan la autonomía habitualmente no razonan de manera explícita ni sistemática -aplicando dichos criterios- la aparente corrección puede convencerlos a medias, dejándolos con la vaga sensación de que algo está mal, pero sin argumentos, al menos en el corto plazo. Si posteriormente se dá cuenta del engaño, y reclama, le dirán que el acuerdo ya está tomado y que debe respetar su palabra, aunque eso le perjudique, o lo amenazarán o aplacarán de otros modos.

A quienes acostumbran usar el autoritarismo, la sola idea de que alguien cambie o cree nuevas normas usando sus propias razones, aún con el esquema mencionado, les parece inadecuada e incorrecta. Pero no reclamarán si la regla o las razones aducidas se parecen mucho a las habitualmente aducidas o aceptadas -por la aceptación literal del autoritarismo-, o si se las respalda con la opinión o ejemplo -verdadero o falso, da lo mismo- de una autoridad importante, o se les muestra lo conveniente que será para ellos cuando les toque aplicar la misma regla -por su egocentrismo-.

En nuestra opinión, lo distintivo del individualismo ético-moral es que está a mitad de camino entre la heteronomía y la autonomía, en lo que se refiere al modo en que se validan y elaboran las reglas de comportamiento. Es como si se aprendieran con facilidad los aspectos que a uno le convienen y se fuera renuente a aceptar -incluso a entender- las contrapartes que no le convienen.

Por una parte, se ha superado a la heteronomía, ya que no acepta la imposición arbitraria de las normas por parte de una autoridad superior externa, optando por el uso del análisis crítico propio en dichas elaboraciones y validaciones, con lo que demuestra un buen respeto por sí mismo. Sin embargo, no se alcanza todavía al nivel de la autonomía, puesto que no se logra conjugar el respeto propio con igual respeto por los demás, al no tomar en cuenta a los otros, reales o hipotéticos, en tanto iguales a sí mismo, y la reciprocidad y universalidad correspondientes.

Aun cuando una persona individualista ha logrado la independencia con respecto a la autoridad superior externa, no ha conseguido la visión social indispensable de la autonomía, quedándose individualista y egocéntrica, y/o, en el mejor de los casos, fuertemente sociocéntrica.

Puede ser uno más de los subproductos de la aparición del "personalismo" en las sociedades contemporáneas sugerido por Lickona y Gyarmati. Si así fuera, este individualismo puede no haber existido en la sociedad suiza de 1930, razón por la cual Piaget ni siquiera lo menciona. Ahora, en cambio, con el modernismo y el postmodernismo, y el personalismo asociado a ellos, se dan las condiciones precisas para que el individualismo florezca, se masifique y se mantenga, extendiéndose desde el ámbito económico a muchos ámbitos de actividad, como un fenómeno propio de las condiciones de esta época.

Pensamos que estos postulados nuestros, fundados en la comparación del respeto utilizado por los individualistas en la elaboración y validación de las reglas ético-morales con los respetos característicos de la heteronomía y de la autonomía, -y los respectivos metaaprendizajes- justifican plenamente la realización de nuevas y completas investigaciones que permitan contrastar estas hipótesis con la experiencia, ya que parecen tener al menos capacidad explicativa del fenómeno. Si estas investigaciones no confirman nuestros supuestos, pueden probarse nuevas hipótesis hasta encontrar las más adecuadas. Y si los confirmaran, entonces estaríamos en posesión de una buena base para desarrollar las técnicas que permitan superar los aspectos más negativos del individualismo, entre los cuales destacan sus tendencias asociales e individualistas.




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Notas

[9] Recuérdese el caso de los quemados, Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas Denegri: los partidarios de la dictadura de Pinochet lamentaban las consecuencias, pero las justificaban, asignándoles a las víctimas la responsabilidad última, puesto que "con sus actitudes eran los causantes de los sucesos". Sin duda, se recordarán muchos otros casos. Volver al texto

[10] Creemos que el Servicio Militar Obligatorio, en uso en la mayoría de los países "civilizados", así como la instrucción en las Escuelas Matrices de las Fuerzas Armadas y de Orden, son ejemplos privilegiados de pruebas iniciáticas. Los grupos de fanáticos "fundamentalistas" suelen tener sus procesos iniciáticos propios, al igual que los de las mafias y los de delincuentes asumidos.Volver

[11] Chile, en 1996, ha sido testigo de más de una docena de casos que llenan los requisitos aquí mencionados: todos pendientes en la llamada "Justicia Militar", como los de los años anteriores.Volver

[12] Véase de Lickona, T. "Raising..." {41}, ps. 230-231, y "Teaching..." {42}. Para 'personalismo', ps. 7 a 13; para 'efectos del personalismo', ps. 14 a 19 y varias otras menciones en el texto; para 'relativismo', ps 230 a 233.Volver

[13] Véase Gyarmati, G et al. "Las profesiones..." {36}, p 162. Vale destacar que el Prof. Gyarmati resalta aquí la clara relación entre neoliberalismo y el individualismo que postulamos.Volver

[14] Véase Rojas E., "El hombre light" {54}, dedicado al "relativista", al que mete en el mismo saco con los autónomos, proponiendo soluciones de claro autoritarismo, y "La conquista de la voluntad" {55}. El Dr. Rojas promueve la "vuelta a los antiguos y firmes valores y a la tradición" , con considerable éxito editorial: ambos textos estuvieron por semanas en los más altos índices de venta publicados por "Artes y Letras" de El Mercurio. Volver

[15] En especial, en "Artes y Letras", revista dominical de El Mercurio.Volver

[16] Véase Lickona, T. op. cit. p. 232. Traducción nuestra.Volver

[17] Estamos convencidos de que las investigaciones de Piaget que usamos de base constituyen la más clara demostración de que es posible y además conveniente estudiar científica y empíricamente la actividad ético-moral humana, un claro mentís a la creencia aquí mencionada. Una discusión más amplia sobre esta creencia y otros mitos puede verse en Chacón P., "El tema ..." {21}.Volver

[18] El mito de la "pertenencia" de la ética y la moral al ámbito de las religiones lo hemos tratado con mayor extensión en Chacón P. "El tema..." {21}. La existencia de este mito queda en evidencia por lo habitual que es considerar a los dignatarios religiosos como «autoridades éticas y/o morales». Una variante de ambos mitos antedichos es considerar a la ética y la moral como parte de la filosofía, resaltando que esta última es incompatible con la investigación empírica, y por lo tanto, "no científica".Volver

[19] Véase Macpherson, C. B., "La democracia liberal y su época", {47} y "La teoría política del individualismo posesivo" {46}. Nótese que Macpherson ya habla del Individualismo.Volver

[20] Hemos planteado una hipótesis preliminar al respecto, con mayor detalle, en un pequeño trabajo en el que postulamos una evolución ético-moral de las sociedades: nuestro ensayo "Sociedades adolescentes" {24}. En este ensayo todavía pensábamos que la autonomía había surgido en la historia mucho antes que el individualismo.Volver

[21 a 25] Ejemplos de estos comportamientos pueden verse en el Capítulo IV, Investigación Exploratoria sobre el Individualismo.Volver