Nombre: Patricio Chacón Moscatelli
Ubicación: Providencia, Santiago, Chile

Ingeniero Civil Mecánico (E) de la U. de Concepción, Egr. 1967, Maître en Cienc. Sociales, Mención Etica, Arcis Paris XII Val de Marne, 1998, dos hijos, uno de ellos con fuerte retraso mental. Por favor ignorar los "datos" del horóscopo y del año zodiacal. Los agrega el programa, sin mi permiso.

viernes, marzo 31, 2006

Tesis Capítulo V Conclusiones Parte 1

CAPITULO V CONCLUSIONES

En este capítulo intentaremos un breve recuento de los objetivos que nos fijamos al iniciar este trabajo, destacar los argumentos esgrimidos que avalan nuestras hipótesis iniciales, y, finalmente, resaltar los aspectos más importantes, y que a nuestro juicio, ameritan al menos la realización de nuevas y más extensas investigaciones, dado que podrían servir como valiosas herramientas para potenciar los logros actuales de una buena parte, sino todas, las ciencias humanas.

V.1.- La función psicológica ético-moral según Piaget.

Uno de nuestros objetivos (ver p. 12) fué explicitar sistemáticamente una parte importante del conjunto de conceptos expuesto por Piaget en "El criterio moral en el niño" {1}, acerca de la función psicológica ético-moral y de su evolución en las personas, y en especial de los Modos ético-morales planteados por Piaget.

Pensamos que lo expresado en el Capítulo II constituye una exposición suficientemente detallada y sistemática de las principales categorías de este esquema teórico.

Y que esta versión del sistema conceptual de Piaget difiere sustancialmente de lo que se entiende comúnmente por ética y por moral, tanto en contenido como en su sistematicidad y coherencia interna, tanto como suelen diferir las ideas de uso público con las teorías científicas, sobre casi cualquier materia.

Quienquiera que conozca el texto de Mifsud sobre esta misma obra de Piaget, "El pensamiento de Jean Piaget sobre la psicología moral: presentación crítica" {11} se percatará de las enormes diferencias entre esa versión de este tema y la que hemos planteado aquí. Las críticas de Mifsud, a la vista de nuestra versión, parecen el resultado de un gigantesco malentendido. A la inversa, sin duda Mifsud podría decir lo mismo de nuestra versión.

Otro tanto podría decirse de la versión de Piaget que da Mifsud en su texto sobre el esquema de la evolución ético-moral de Kohlberg, "Los seis estadios del juicio moral: con aplicación pedagógica" {49}, con quien coincide casi completamente. Lo mismo sucederá si se analizan las razones por las que Kohlberg, que se declara discípulo de Piaget, desestimó el esquema de su "maestro" y planteó otro muy diferente. (véase su "The measurement of moral judgement" Vol. I {40})

Siendo Kohlberg el autor que mayor reconocimiento tiene actualmente en los medios académicos del área psicológico-psiquiátrica, en lo que se refiere al tema ético-moral y en especial sobre evolución ético-moral, y que nuestra versión -u otra que se le parezca, hasta donde sabemos- no es usada ni conocida en dichos ámbitos, creemos que este trabajo tiene a lo menos un alto nivel de novedad, que representa una alternativa a la escuela de Kohlberg -y a la de Rest, su discípulo, muy semejante-. En este sentido, cabría la posibilidad de efectuar investigaciones que permitan comparar ambas posturas, para dilucidar cual es la que mejor representa la vida ético-moral de las personas, cual es la que permite desarrollar mejores herramientas para investigarla, y, lo más importante, para fomentar mejor el desarrollo ético-moral de las personas. Y, consecuentemente, para mejorar la calidad de vida en nuestras futuras sociedades.

Entendemos que una de las características más importantes para considerar "buena" una teoría o sistema conceptual es que facilite la apertura de nuevas líneas de investigación, que aporte nuevas hipótesis factibles de comprobar, extendiendo el campo o dominio sobre el tema. Desde este punto de vista, pensamos que este trabajo cumple adecuadamente con este requisito.

Otra conclusión que nos parece relevante, directamente relacionada con la anterior, es que el esquema conceptual de Piaget sobre la actividad ético-moral, así como las complementaciones que postulamos aquí, constituyen teorías científicas -pertenecientes al área de la Psicología Social-, con clara base empírica, lo que las diferencia del tratamiento habitual de este dominio, generalmente considerado como parte de la filosofía -disciplina fundamentalmente especulativa- o bien como parte de alguna de las teologías -de cada creencia religiosa, basadas en creencias religiosas-.

Si tenemos razón, entonces es posible rescatar el estudio de este dominio de las indefiniciones y discusiones sin fin propias de la especulación o de la fe religiosa, posibilitando su estudio con base empírica, y así haciendo factible su perfeccionamiento progresivo, eliminando sistemáticamente por dicha vía las confusiones o errores que todavía persisten.

V.2.- Explicitación de conceptos importantes del esquema de Piaget.

Otro de nuestros objetivos fue el de "adicionar" al sistema nocional de Piaget algunos conceptos que estimamos pueden ser lícitamente deducidos del mismo texto y/o que resaltan de su comparación crítica con los de otros autores sobre el mismo tema. (ver p. 12)

Pensamos que más que adicionar, lo que proponemos es una explicitación de conceptos que están presentes, de manera implícita, en nuestro texto base de Piaget, algunos de ellos más aclarados en otros textos del mismo autor.

Destacamos, aunque sea casi obvio, que concordamos con Piaget en la validez de postular todos estos conceptos. Cuando no concordamos, lo decimos explícitamente. En beneficio de la brevedad, nos limitaremos a un recuento de los principales de ellos, con una sumaria descripción y los comentarios respectivos.

V.2.1.- La actividad ético-moral: una Función Psicológica Básica.

Hemos defendido que, para Piaget, esta actividad constituye una Función Psicológica Básica, del mismo tipo y naturaleza que el percibir, el emocionar, el razonar y otras semejantes, y que, por lo tanto, es permanente, inevitable y que interactúa con todas las otras. (ver p. 20)

Aceptar esta característica de la actividad ético-moral implica una muy significativa apertura de este campo, sin limitarlo al muy restringido y esporádico uso consciente de esta capacidad. Y permite abrirlo a la investigación sistemática y empírica, de tipo científico, a semejanza de lo que se ha hecho ya con las otras funciones psicológicas, y además, relacionándolas mutuamente.

Esta es una de las principales razones para que el estudio de la actividad ético-moral pueda pasar así de los dominios filosóficos y/o teológicos al de la Psiquiatría y la Psicología, y dentro de esta última, como un aspecto fundamental de la Psicología Social.

Y no seríamos los primeros en proponerlo, puesto que Newcomb, ya en 1950, comienza el Capítulo IX "Conducta de rol y el 'si mismo' (self)", de su "Manual de Psicología Social" {52}, con la exposición resumida de los contenidos del texto de Piaget que nos sirve de base. Pero nos ha llamado mucho la atención que Newcomb, luego de muy elogiosos y favorables comentarios iniciales [1], usa los hallazgos piagetianos sólo en las trece páginas siguientes, rebautizando las etapas definidas por Piaget como «autismo» para la anomía, «absolutismo» para la heteronomía y «reciprocidad» para la autonomía, con breves menciones de un «relativismo» opuesto y siguiente al absolutismo anterior pero que "se diluye" sin mayor definición en la reciprocidad posterior. Tampoco usa estos conceptos como 'éticos' o 'morales', sinó que como diferentes formas en que las personas van construyendo la idea de sí mismos y de los roles. De aquí en adelante, Newcomb pasa a otras materias sin que vuelva a utilizar ni mencionar los conceptos piagetianos. Ni siquiera lo hace cuando trata los tipos de liderazgo, en los que incluso usa los términos «autoritario», «democrático» y «de laissez faire», materia en la que los hallazgos de Piaget podrían haber esclarecido y enriquecido.

V.2.2.- Dominio ampliado de la actividad ético-moral.

Hemos deducido del texto base que Piaget considera que esta función psicológica abarca la actividad consciente, con focalización de la atención -lo que concuerda con las ideas de uso público y con las de la mayoría de los especialistas- y también la actividad no consciente -generalmente no reconocida como ético-moral, incluso por ámbitos académicos-. (ver p. 21).

Consideramos que esta actividad ético-moral no consciente es la que se conoce como «intuiciones ético-morales» y también como «sentimientos ético-morales», la que se vive sin intencionalidad y sin focalización de la atención en ella, surgiendo o "brotando" al calor de los acontecimientos cotidianos, regulando nuestras relaciones sociales sin que nos percatemos o tengamos consciencia de ello. Tal como nos ocurre con nuestras percepciones, emociones, razonamientos y otras funciones psicológicas básicas. Es parte de lo que Flores llama «la transparencia del vivir» en "Emotions and..." {31} y en "Understanding computers and cognition..." {32}.

Dado que la actividad ético-moral no consciente la realizamos permanentemente, sin más interrupción que los breves y extremadamente esporádicos pasos a la actividad ético-moral consciente, simples episodios, la inclusión de esta parte de la actividad ético-moral, lejos la más mayoritaria, la expansión del campo o dominio ético-moral resultante implica un cambio de la mayor importancia.

V.2.3.- La actividad ético-moral como la función psicológica socializadora de los seres humanos.

Hemos deducido esta idea de Piaget por cuanto él declara que esta actividad es una de las tantas formas en que los seres humanos se adaptan -se acomodan y asimilan- al medio físico y social, por cuanto esta actividad regula y hasta determina la relación social -con los otros-, y dado que sirve de contexto social para el ejercicio de las otras funciones psicológicas. (ver p. 21)

Esta característica de la función psicológica ético-moral es clara señal de la importancia que tendría incluir su consideración explícita en las llamadas ciencias humanas, tales como la Sociología, la Pedagogía, la Antropología, la Psiquiatría, la Psicología y otras semejantes.

V.2.4.- Los Valores ético-morales: generalizaciones de las normas.

Rescatamos esta idea de la exposición de Piaget en el texto base y también en "Estudios Sociológicos" {3}, texto posterior, en el cual plantea que los valores son el producto de abstracciones y generalizaciones realizadas a partir de las mismas normas. (ver p. 24)

Esta aclaración de la génesis de los Valores ético-morales nos parece importante por cuanto indica la inconveniencia de mantener la antigua y generalizada idea de que las reglas y normas derivan o se deducen de los valores, exactamente lo contrario de lo mostrado por Piaget. De acuerdo a sus investigaciones, los conceptos que aparecen primero, los más arcaicos, son las reglas, y muy posteriormente surgen los valores. Esta es otra de las muchas expresiones del dècalage o desfase, de gran trascendencia a la hora de desear la instrucción de las personas, para la pedagogía ético-moral.

V.2.5.- Las Escalas Valóricas.

Con iguales bases que el punto anterior, creemos que Piaget considera las escalas valóricas como el producto de abstracciones efectuadas sobre los valores ético-morales, luego de que la práctica repetida muestra la necesidad de decidir entre valores que, en determinadas circunstancias, se contraponen. Las decisiones tomadas, al generalizarse, constituyen las escalas valóricas. (ver p. 24)

Por lo tanto, las escalas valóricas serían abstracciones de abstracciones. A nuestro juicio, esta comprensión de las escalas valóricas ameritaría comentarios muy similares, e igual importancia, que lo anotado para el punto anterior.

V.2.6.- Los Modos ético-morales.

La noción de Modo ético-moral está presente a todo lo largo de nuestro texto base, considerados como regularidades del comportamiento humano, con características distinguibles y que los diferencian entre sí, que se usan independientemente de los valores, reglas o escalas valóricas utilizadas, y con efectos también característicos sobre la calidad de la convivencia. (ver p. 25)

La importancia crucial de los Modos deriva, a nuestro juicio, de los efectos determinantes que la utilización de ellos tiene sobre la calidad social de las relaciones humanas, sobre la calidad de vida de las personas.

Nos impresiona y sorprende lo fuerte y extendido de la idea del sentido común -y también de los medios académicos- de que son los valores -y las escalas valóricas- los que determinan esta calidad social. Es un lugar común, incluso de los medios académicos, afirmar que todas las falencias de las relaciones humanas se deben a "la debilidad de los valores", y que sólo se solucionan "fortaleciendo los valores", sin que se aclare en qué consiste la mentada "debilidad" ni cómo se "fortalecen". Suelen ser también los principales argumentos y remedios de los autores que destacan por el autoritarismo de sus planteamientos.

Para dar un claro mentís a esta arraigada creencia -la que consideramos una de los más perjudiciales mitos del ámbito ético-moral- es que hemos incluido en esta Tesis el Anexo III, "Los Modos y la calidad social de la convivencia", en el cual se muestran los efectos sociales de aplicar el mismo valor con dos Modos -el Autoritario y el Democrático-. Estos ejemplos, simples y cotidianos, demuestran palmariamente que el mismo Valor produce efectos sociales diferentes en extremo según el Modo con que se apliquen. Efectos sociales lamentables si se aplican con Autoritarismo, con efectos sociales muy deseables y de gran calidad social si se aplican con el Modo Democrático. Estas conclusiones derivan directa y obviamente de la sola lectura de estos ejemplos. Hemos comprobado que estas historias les resultan muy convincentes a la inmensa mayoría de las personas que las han conocido -las que ya suman más de cuatro cientos-. Pensamos que buena parte de lo expuesto en esta Tesis refuerza lo que afirmamos aquí.

Por todo lo dicho, si deseamos mejorar la convivencia humana -desde la disminución de la delincuencia y de las guerras hasta la mayor y mejor realización de las personas- entonces el camino más seguro y eficiente para lograrlo es que los miembros de la sociedad evolucionen al uso preferente de la Autonomía piagetiana.

El buen conocimiento del esquema conceptual propuesto, cuyo concepto fundamental son los Modos, puede facilitarnos el desarrollo de técnicas confiables para mejorar la calidad de la convivencia, así como posibilitar su aplicación sistemática y sostenida: en buenas cuentas, podríamos civilizarnos más rápido, si nos lo proponemos, con la ayuda de estos conocimientos.

V.2.7.- Caracterización sistemática de los Modos.

Hemos recopilado del texto base los diversos «aspectos constitutivos» de los modos ético-morales , limitándonos a sistematizarlos de manera diferente a la usada por Piaget, y, en algunos casos, a denominarlos y/o a clasificarlos según conceptos de otros autores, como, por ej., Bateson. (ver ps. 27 a 60)

Además del papel principal que esta caracterización sistemática puede cumplir en la mejor comprensión de este sistema conceptual, pensamos que ella puede ser de gran utilidad en el diseño de nuevas investigaciones y de tecnologías para fomentar el desarrollo ético-moral.

Hemos visto ya como la sola capacidad de reconocer los Modos puede servir para resolver satisfactoriamente problemas de convivencia (ver ps. 170 a 172), tanto con quienes comparten estas habilidades y conocimientos como en el trato con quienes no los tienen, por lo que podría considerarse a la instrucción formal en estas materias como uno de los métodos o tecnologías para acelerar el desarrollo ético-moral, ya que las personas entrenadas tienden a evitar el uso de los Modos no democráticos y a optar -con conocimiento de causa e intencionalmente- por el uso preferencial del Democrático.

Pensamos que ambos aspectos constituyen buenas razones para asignar importancia a esta caracterización sistemática.

V.2.8.- Caracterización detallada de los metaaprendizajes.

Hemos recopilado de diferentes partes del texto base las características de los metaaprendizajes -en el sentido de Bateson- que hemos llamado Interiorización e Internalización. (ver ps. 38 a 50)

Siguiendo este mismo modelo, hemos postulado la existencia de la Semi-internalización, el metaaprendizaje usado en el Individualismo. (ver ps. 121 a 124)

Pensamos que esta caracterización detallada es de gran utilidad para comprender mejor las causas psicológicas de las marcadas diferencias entre los "mundos sociales" en que viven las personas cuando usan los diferentes Modos, diferencias de magnitud paradigmática. Son estas enormes diferencias las que explicarían la falta de comprensión mutua entre los llamados 'mundo militar' y 'mundo civil', entre el mundo de los padres, profesores y autoridades autoritarios y aquel de los hijos, alumnos y subalternos, tanto individualistas como democráticos, citados como ejemplos destacados, pero en ningún caso los únicos.

Es probable que el conocimiento masivo de estos conceptos -y del sistema conceptual del que forman parte- pudiera ayudar significativamente a un mejor entendimiento mutuo, además de facilitar el desarrollo ético-moral del conjunto societal.

V.2.9.- Análisis detallado de las sanciones.

A partir de lo expuesto por Piaget, pero agregando de nuestra experiencia y de lo visto en "Raising good children" de T. Lickona {42}, hemos realizado una sistematización de los dos grandes tipos de sanciones, las expiatorias y las de reciprocidad. (ver ps. 51 a 60)

Asignamos mucha importancia a este análisis detallado por cuanto puede ser de considerable utilidad al momento de elaborar técnicas de fomento del desarrollo ético-moral, en especial porque muestra toda una gama de sanciones de reciprocidad, poco usadas y menos conocidas en nuestras sociedades actuales, tan proclives al uso de las sanciones expiatorias, al punto de que la mayoría de la gente cree que no existen sanciones de otro tipo. No han sido pocas las personas que al aceptar la crítica a estas sanciones, y antes de conocer las de reciprocidad, pregunta con sorpresa si habrá algo que se pueda hacer con los transgresores a las normas.

Creemos que esta sistematización tiene además un alto grado de novedad, por cuanto no conocemos otra que se le parezca.

V.2.10.- La evolución ético-moral espontánea, según Piaget.

Hemos destacado que la evolución ético-moral que trata Piaget es un proceso espontáneo, en el sentido de que es el producto "natural" de las sociedades actuales, sin la idea intencional de acelerar o retardar este proceso. Pensamos que no existen, en estas sociedades, los conocimientos para elegir consciente e intencionadamente las técnicas necesarias para alterar el curso de este proceso, salvo las que puedan derivarse del esquema que proponemos. Lo que no quiere decir que ciertas formas de educación o entrenamiento actualmente en uso no estén alterando gravemente dicho proceso, y lo que es peor, produciendo una regresión que, de no existir dicho entrenamiento, no ocurriría: nos referimos a los que se usan en las Fuerzas Armadas y de Orden. También a los "métodos" que estamos usando en las cárceles y en los orfanatos.

Este es otro de los efectos de gran importancia que, creemos, otorga el uso de este esquema conceptual: podemos escoger, con conocimiento de causa, si optamos o no por usar métodos que inducen regresiones. (ver ps. 61 a 63)

V.2.11.- La evolución ético-moral compuesta, la coexistencia de los Modos y los «estadios difusos» de Piaget.

Estos conceptos, muy relacionados entre sí, nos parecen de especial relevancia teórica, sobre todo para la mejor comprensión del proceso de evolución ético-moral. Todos ellos refutan las teorías del desarrollo moral de otros autores de reconocimiento mundial, tales como Kohlberg, Mifsud y Rest. Vale destacar los estadios que define Piaget, que hemos llamado «estadios difusos», tan diferentes de los estadios biológicos o «estadios en el sentido fuerte», que son los que postulan los otros autores. (ver ps. 61 a 75)

Pero pensamos que la valía de estos conceptos se extiende también al plano práctico, puesto pueden ser fundamentales para el diseño de instrumentos para la evaluación del grado de desarrollo ético-moral de las personas, cruciales para el perfeccionamiento y la optimización de las técnicas de fomento de esta evolución. Estos instrumentos son los que pueden informar de la calidad de las técnicas que se diseñen y prueben.

V.2.12.- Extrapolación de los estudios de Piaget a los adultos.

Hemos considerado valioso destacar este aspecto por cuanto conocemos numerosos especialistas que descartan la aplicación de estas teorías de Piaget a los adultos alegando que "sólo son válidas para los niños".

Si bien Piaget sólo hace referencias circunstanciales y dispersas acerca de la validez de esta extrapolación, hemos expuesto razones que consideramos sólidas para fundamentarla. (ver ps. 76 a 79)

V.2.13.- Coherencias ético-morales.

Hemos llamado Coherencia1 a la que se refiere a la congruencia entre la práctica moral de un sujeto y la reflexión que hace el sujeto sobre esa misma práctica. Es la coherencia moral-ética.

Hemos denominado Coherencia2 a la que dice relación a la congruencia entre lo que un sujeto sabe que debe hacer y lo que hace realmente, la coherencia ética-moral. (ver ps. 79 a 81)

Las investigaciones de Piaget demuestran que ambas coherencias son muy bajas en la heteronomía (probablemente también en la ética primitiva y en el Individualismo) y bastante altas en la autonomía. Esta es una de las razones concretas que avalan la afirmación de que la autonomía produce mejores relaciones sociales que la heteronomía y los otros modos, lo que hace preferible a la primera, indeseable a los segundos.

No sabemos de investigaciones respecto a estas coherencias en los Modos que aquí proponemos -la Ética Primitiva y el Individualismo- y tampoco tenemos conocimiento de otros autores que hayan hecho la distinción explícita entre ambas coherencias o que hayan destacado la posible influencia de ellas en la calidad de la convivencia. Pensamos que investigaciones como las mencionadas podrían ser de gran provecho, tanto teórico como práctico.

Pero, a falta de ellas y sólo mientras esta situación se mantenga, podemos conjeturar sobre cuáles podrían ser estas coherencias en los Modos propuestos, deduciéndolas de las otras características de estos Modos y de nuestra experiencia cotidiana.

V.2.13.1.- Coherencias probables en la Ética Primitiva.

En la Ética Primitiva es muy probable que ambas coherencias sean a lo menos tan bajas como en el Autoritarismo, ya que en este Modo se usan también el Respeto Heterónomo y la Interiorización, ambos procesos conducentes a un bajísimo compromiso personal con las reglas y a la falta de comprensión del sentido o espíritu de las normas, del "para qué sirven".

Pero además, como hemos planteado que en la Ética Primitiva se dan muchas de las características del Autoritarismo pero aún más marcadas, exageradas y hasta caricaturizadas (ver p. 101), entonces se puede deducir que en este Modo ambas coherencias deberían ser aún más bajas. Esto se vería refrendado si consideramos la bajísima eficacia de las sanciones expiatorias con violencia física para la disminución de los delitos y transgresiones, históricamente verificada.

V.2.13.2.- Coherencias probables en el Individualismo.

Con respecto a las coherencias ético-morales en el Individualismo, lo que podemos colegir, dadas las características de este Modo, es que ambas coherencias pueden resultar aún más bajas que en el Autoritarismo, para todos los efectos prácticos.

En efecto, si consideramos las actitudes individualistas de ignorar las reglas que no le convienen, de "reinterpretar" mañosamente las normas para cuidar su interés personal y de "inventar" reglas ad-hoc, todo esto con gran oportunismo, los efectos concretos de estas artimañas conducen necesariamente a muy bajas coherencias. Esto es lo que puede apreciar un observador externo, no individualista, de la actividad ético-moral de gente individualista, ya que su casi total falta de respeto por las normas hace que parezcan no tener reglas en absoluto.

Sin embargo, las mismas experiencias prácticas analizadas por un «teórico individualista» pudieran interpretarse como expresiones de un elevado nivel de ambas coherencias. Imaginemos lo que podría argüir este peculiar especialista, parte por parte.

El hecho de que una persona que usa el Individualismo ignore determinadas reglas puede ser considerado como el uso lícito del derecho de esta persona a no respetar una norma "injusta". La norma puede ser considerada injusta, desde el punto de vista individualista, si el interesado estima que no le es conveniente, razón suficiente para su análisis crítico propio, obviamente, aplicado sin tomar en cuenta los intereses ajenos.

La "reinterpretación" oportunista de las pautas ético-morales puede ser validada, con la visión individualista, como el uso del derecho de cada cual a "entender" dichas pautas como mejor le convenga, usando para ello todas sus "ventajas comparativas", entre las que sería válido utilizar hábilmente razonamientos complejos para "justificar", aunque sea sólo en apariencia, sus reinterpretaciones.

Por último, la invención de reglas ad-hoc para beneficiarse, realizada con maestría y rapidez -para sorprender a la contraparte- puede ser justificada con los mismos "razonamientos" de los casos anteriores, es lícito porque le conviene, porque hace uso de su análisis crítico propio y porque está utilizando una de sus ventajas comparativas -la de engatuzar a los demás-, todo apoyado por la "tontera" de los otros que no se dan cuenta ni reclaman.

Con "razonamientos" semejantes a éstos, nuestro teórico individualista concluiría que, en todos los casos, ambas coherencias han sido de las mejores.

Pensamos que estas conjeturas no son un mero divertimento, que sirven para entender mejor el punto de vista individualista, tanto para ayudar a superarlo a las personas que se encuentran entrampadas en este complejo y perjudicial modo -incluso para ellas mismas, en el largo plazo- como para defenderse adecuadamente de los efecto negativos de su uso, detectándolo a tiempo y esgrimiendo las mejores razones para contrarrestarlo.

Por supuesto, estos ejercicios sólo son un mal sucedáneo de las investigaciones empíricas rigurosas que podrían sacarnos de las razonables dudas que puedan caber, descartando lo que no tenga el debido respaldo, confirmando lo que sí lo obtenga.

Y además confiamos que pueden servir como hipótesis iniciales, a falta de otras mejores, y también para despertar la inquietud por realizar dichas investigaciones, mostrando parte de la importancia que puedan tener.

V.3.- La adición de dos nuevos Modos.

Otro de nuestros objetivos fue plantear la conveniencia y también la validez de adicionar dos nuevos Modos Ético-morales, así como algunos conceptos relacionados con ellos, los que propusimos (ver el Cap. III) basándonos en el análisis de situaciones actuales registradas en dos investigaciones empíricas exploratorias nuestras (ver Cap IV), y también por lo que podemos deducir al aplicar todo lo anterior al análisis de nuestra propia experiencia cotidiana.

V.3.1.- La Ética Primitiva.


Hemos postulado que la Ética Primitiva, incluso en la definición que diera el mismo Piaget, continua presente en nuestros días, que está muy lejos de haberse extinguido, desgraciadamente. En esto lamentamos no poder estar de acuerdo con Piaget. Hemos dado nuestras razones, las que nos parecen convincentes, en las ps. 84 a 87.

Pero también planteamos que el uso de la violencia física como forma lícita de resolver los problemas de las relaciones sociales es otra de las características fundamentales de las sociedades primitivas, tanto para las relaciones con el exogrupo -con los demás- como para con el endogrupo -con y entre nosotros-.

La enorme diferencia que implica usar la agresión física en vez de la agresión psicológica del Autoritarismo, se hace evidente cuando comparamos las «culturas carcelarias» que todavía existen con los ámbitos de actividad actuales en que predominan los otros modos -aun cuando no sean la agradable autonomía-, cuando analizamos los "usos didácticos" de la agresión física (ver ps. 88 y 89), que incluyen a la mayoría de las penas aplicadas oficialmente por los sistemas judiciales "modernos", casi todas expiatorias, así como las torturas que se siguen aplicando extraoficial pero sistemáticamente, con recurrente persistencia. Otro indicador es lo masivo, sentido y fuerte de la necesidad de evitar la impunidad, aun a riesgo de castigar demás y/o equivocadamente. Cuando se insiste en que paguen los que cometieron crímenes, que no anden impunes por la calle, lo que se está diciendo es que deben pagar con dolor por lo que hicieron, aparte de que no que se desea y se necesita que no reincidan, que aprendan a actuar de otro manera.

Hemos visto recientemente que, cuando nuestra policía reprime brutalmente manifestaciones pacíficas autorizadas -policía que ha sido entrenada para la 'guerra interna'-, las más altas autoridades avalan y justifican sus actuaciones brutales con el hecho de que algunos jóvenes los agredieron antes -los insultaron, les tiraron piedras, también con Ética Primitiva-. Qué mejor demostración de la vigencia de la Ética Primitiva -en nuestra versión- que Ministros de Estado y hasta Presidentes de la República justifiquen la masiva brutalidad policial con la brutalidad de algunas agresiones aisladas y claramente minoritarias.

Los deportes -todos los deportes- son considerados casi universalmente como valiosas herramientas para educar a los pueblos y en especial a los jóvenes. Aportamos -y compartimos- la opinión de dos especialistas en Sociología y Sociología del Deporte, Elias y Dunning, que nos muestran la historia de los deportes y su fuerte raíz en agresiones físicas organizadas, planificadas -eran periódicas y regulares- y permanentes, desde las más remotas civilizaciones. (ver ps. 91 a 94)

Pero van más lejos, plantean que los deportes de masas actuales siguen siendo formas reguladas de expresión de la agresión física, batallas ritualizadas, legalizadas y legitimadas socialmente. Sostienen además que los niveles de violencia, de jugadores y de espectadores, son históricamente decrecientes si se toma la suficiente perspectiva. Y que la impresión generalizada inversa -de violencia creciente- es producto, más que nada, de la selección preferencial de los hechos de violencia -del deporte y de otros ámbitos- por los medios de comunicación de masas, que aducen que "eso es lo que vende, lo que le interesa a la gente".

Desde muy antiguo los deportes han sido parte muy importante del entrenamiento militar -aseguran que "endurece el carácter"-, y lo siguen siendo, con preferencia por las llamadas "artes marciales", frecuentemente teñidas con ideologías mesiánicas: los monitos animados, tan inocentes, y los "juegos" computacionales están plagados de "artes marciales".

Con estos antecedentes, bien valdría la pena revisar y analizar mejor los deportes, los "juegos", las "entretenciones" y la conveniencia de dar en el gusto a quienes gozan con la exposición cruda de la agresión física más descarnada. Pensamos que así estamos fomentando el placer y la preferencia por la agresión física, anulando los esfuerzos y logros de las buenas guarderías infantiles y colegios.

Hemos incursionado también en las emociones relacionadas con la agresión física, los «estados emocionales de agresión», y su papel en las diferentes formas de agresión, tales como las torturas, el sadismo y el masoquismo, la rebeldía pasiva de los delincuentes asumidos que resisten sin chistar o que se auto mutilan o hieren para escapar de las torturas "prejudiciales", y en las peleas abiertas. (ver ps. 94 a 97)

V.3.1.1.- La Caracterización de la Ética Primitiva.

Considerando que con lo anterior hemos justificado suficientemente la diferenciación de la Ética Primitiva con el Autoritarismo, hemos procedido a mostrar nuestra caracterización de la Ética Primitiva, usando el mismo esquema y aspectos constitutivos que utilizamos antes con los otros modos de Piaget (ver ps. 97 a 101), destacando las diferencias con el Autoritarismo y también sus relaciones y semejanzas. (ver ps. 101 y 102)

Hemos planteado y defendido ya las bondades de la caracterización sistemática de los Modos piagetianos, las que obviamente se extienden a los dos Modos que aquí proponemos, la Ética Primitiva y el Individualismo.

V.3.2.- El Individualismo, su detección y posibles causas.

Otro aspecto fundamental de esta Tesis es la postulación del Individualismo como un modo de transición entre el Autoritarismo y la Autonomía, distinguible como un modo diferente de ambos.

Comenzamos el tratamiento de este modo mostrando cómo llegamos a conocerlo (ver ps. 101 a 105), destacando los serios aportes de nuestras primeras fuentes, el Dr. Lickona, quien le llama «personalismo» o «relativismo ético», en curiosa coincidencia con Gyarmati que habla de la «privatización de la persona». También dejamos constancia de los esfuerzos de definir el «relativismo ético» de Kohlberg y de Mifsud, a pesar de que sus explicaciones no nos parecen para nada satisfactorias, y de que creemos que ambos confunden el Individualismo con la Autonomía de Piaget, atacando y descalificando ambos modos por igual, defendiendo la "Autonomía" de Kant -a nuestro juicio muy fuertemente teñida de Autoritarismo-. Todavía más cargada al Autoritarismo nos parece la posición del psiquiatra Enrique Rojas, expresada en sus textos y en sus artículos en diarios, mayor es nuestro desacuerdo con él.

También nos adentramos en las posibles causas del Individualismo, un aspecto que está ausente en los otros modos (ver ps. 106 a 112). Recorremos y recogemos la probables causas planteadas por los otros autores, y además esbozamos otras que nos parece han tenido también influencia significativa en esta aparición.

Esta incursión en la génesis histórica de un Modo pudiera despertar el interés por averiguar las de los otros Modos. Es posible que la ayuda de la etología comparada, de otras especies animales con la de los humanos, dé algunas luces sobre los orígenes de la Ética Primitiva y del Autoritarismo, y que el rastreo en la historia de las ideas buscando las más tempranas apariciones de las formas de pensamiento más complejas -como el pensamiento formal propiamente tal- pudiera aclarar el panorama sobre el Modo Democrático. Debemos dejar constancia que Piaget, en varios de sus textos, plantea la posibilidad y conveniencia de un rastreo como el que sugerimos aquí. Como quiera que se haga, investigaciones como éstas parecen ser de la más completa novedad.

V.3.2.1.- La caracterización del Individualismo.

También usando el mismo esquema que para los modos de Piaget y los mismos aspectos constitutivos, definimos aquí las características del Individualismo.(ver ps. 112 a 121)

Pero, además de los elementos que hemos usado ya en los otros modos, aparecen en éste algunos que le son exclusivos. Entre ellos destacan los siguientes:

-el oportunismo individualista, que le permite a la persona que usa el Individualismo elegir si usa "su lado" autoritario o "su lado" de autonomía, siempre centrándose en su conveniencia inmediata, de corto plazo. Es la expresión de su ego o sociocentrismo.

Todas las características que siguen son siempre usadas con oportunismo individualista, por lo que no volveremos a repetirlo.

-la falta de autocrítica y el rechazo obstinado de sus responsabilidades, sus faltas o errores son siempre causados por otros o por la mala suerte.

-el rechazo constante y pertinaz del compromiso con causas y preocupaciones sociales: cada cual que se defienda, y si no sabe o no puede, entonces se merece lo que le suceda.

-su afán constante y obstinado por lograr el éxito, a toda costa, un exitismo desenfrenado.

-el gusto por la vivencia de emociones fuertes, sin medir las consecuencias de largo plazo o lo que otros -como su familia- puedan sentir. Si decide incursionar en las drogas u otras formas de suicidio, por placer o para lograr algo, los riesgos son sólo suyos, y nadie tiene derecho a interferir en su vida.

-recurren a todas las 'armas' a su alcance, incluso a la más violenta agresión física, cuando le conviene, pero prefiere la agresión psicológica, en especial la económica.

-muestra fuerte resistencia al liderazgo de otros modos -le encanta el del laissez faire-, pero resuelve todas sus dificultades con mucho más oportunismo.

-recurre al uso desembozado de la zalamería y la adulación astuta, mientras realiza con terceros maniobras para debilitar a quien adula.

-usa ruegos y/o reclamos pertinaces y obstinados, para cansar al otro hasta que ceda.

-suele ofrecer "lo que sea" a cambio de lo que desea ahora, sin intención de cumplir lo que ofrece, aprovechándose si se le acepta.

-suele usar la dilación pertinaz y obstinada del cumplimiento de sus obligaciones y compromisos, con las más absurdas "razones", para cansar al que las reclama.

-suele recurrir a la "negociación individualista", que consiste en volver a negociar lo ya convenido, una y otra vez, para mejorar su posición.

-usa la ambigüedad -propia y deliberada o ajena e involuntaria- en beneficio propio.

-le encanta competir, usando todas sus ventajas comparativas. Si los demás no las tienen, es problema de ellos, perderán en consecuencia.

-gran afición al consumismo.

-el ambiente óptimo para las personas individualistas es el de las economías de libre mercado o neoliberales, mejor mientras más laissez faire.

-es el modo característico de la adolescencia, período en el que predomina y en el que surge casi espontáneamente.

Se puede ver que estas características se refuerzan mutua y reticularmente, conformando así el comportamiento individualista.

Tal como hemos afirmado ya, pensamos que la caracterización sistemática de este Modo proporciona beneficios muy importantes, tanto teóricos como prácticos.

V.3.2.2.- El respeto individualista.

Así como Piaget define y caracteriza los respetos propios de la heteronomía y de la autonomía, destacándolos como los fundamentos psicológicos implícitos de dichos Modos, hemos intentado hacer otro tanto con el del Individualismo. (ver ps. 120 a 121)

El Respeto Individualista es aquel en que se siente respeto por sí mismo como para participar en la definición y en la modificación de las reglas de relación, pero sin respeto por los demás -para estos mismos efectos-, a menos que reclamen, y fuerte. Si los demás no lo reclaman, no se lo merecen, y en consecuencia, puede ser ignorado.

Postulamos que este Respeto Individualista es el que genera y hace posibles las características ya descritas del Individualismo. Que puede observarse que este respeto es coherente con dichas características, y también a la inversa.

Nos parece que este Respeto Individualista es claramente diferente a los que están en la base psicológica de los Modos piagetianos, el respeto heterónomo y el respeto de la autonomía, y que hemos proporcionado razones suficientes como para hacer plausible su papel de Respeto de Transición entre ambos.

Como ocurre con los otros planteamientos nuestros en esta Tesis, pensamos que lo que hemos expuesto, en especial en las Investigaciones Exploratorias del Capítulo IV, cuenta con suficiente evidencia teórica y empírica, al menos como para ser considerados hipótesis de trabajo para investigaciones mayores y específicas, necesarias para la confirmación o refutación de estos postulados.

V.3.2.3.- La semi-internalización, el metaaprendizaje individualista.

Postulamos que el proceso de aprendizaje utilizado por las personas individualistas, es el que hemos llamado semi-internalización, y que consiste en una internalización incompleta o trunca. Que quienes lo prefieren usan el análisis crítico propio, pero los criterios de reversibilidad y universalidad -indispensables y espontáneos en la autonomía-, sólo los aplicarán si se ven forzados por el reclamo intenso de los otros interesados, primando las formas ego y sociocéntricas de pensamiento. (ver ps. 121 a 125)

Pensamos que es de este metaaprendizaje del que surge la preocupación casi exclusiva por los derechos propios y el olvido y descuido por las obligaciones, así como varias de las características ya anotadas del Individualismo, coherentes con él, y también a la inversa.

Tanto de las características del respeto como del metaaprendizaje Individualistas se nos hizo evidente la condición de modo de transición entre el autoritarismo y la autonomía, ambos de Piaget, que hemos asignado a este modo.

V.3.3.- La Ética Primitiva y el Individualismo como modos diferentes.

Hemos defendido nuestra idea de que los modos que proponemos son modos 'por derecho propio', diferentes y distinguibles de los otros, basándonos en tres tipos o clases de razones. (ver ps. 125 a 128)

a) la 'calidad social' de las relaciones humanas que se establecen cuando uno de los Modos es el preponderante.

Hemos defendido que cuando el modo preponderante es la Ética Primitiva, la forma de relación resultante es la que se conoce como «sociedades carcelarias», en las que prima el uso de la agresión o violencia física. Muy diferentes y mucho peores que las «sociedades jerárquicas» características del predominio de la Heteronomía o Autoritarismo -el modo que le sucede- en las que prima el uso de la violencia psicológica. También muy diferente de la falta de organización -relaciones sin reglas- propia de la anomía -el modo que le antecede- y sobre el cual implica un avance evolutivo importante, ya que permite la acción organizada complementaria, mejorando la capacidad de supervivencia del grupo, a pesar de sus graves inconvenientes. En los albores de la especie debe haber sido una de las más importantes 'ventajas comparativas' con respecto a otras especies incapaces de organizarse como los humanos.

Expusimos también que otro tanto ocurre cuando el modo preponderante es el Individualismo, ya que la forma de relación es la del Laissez Faire, característica de las sociedades neoliberales actuales, las que se diferencian notablemente de las sociedades jerárquicas típicas del Autoritarismo -el modo que le antecede-, mejores al menos en cuanto están más cerca de las sociedades Democráticas -en el sentido de Piaget, no confundirlas con las pseudodemocráticas actuales, o de democracia representativa-, de las que también se diferencian notoriamente, siendo mucho peores de lo que le podemos suponer o imaginar a las sociedades Democráticas -las del modo que le sucede, en la escala evolutiva- por los escasos y esporádicos ejemplos puntuales que ahora conocemos.

¿Habrá en la historia algún ejemplo 'real' de sociedades democráticas, la forma más evolucionada de relación social, en conjuntos masivos de personas?. Pensamos que no, que nunca ha existido ninguna sociedad de este tipo. Pero se conocen ejemplos de grupos reducidos y/o de existencia efímera, 'incrustaciones' en sociedades mayores con otros modos preponderantes, tales como los mingacos chilenos -que todavía persisten en zonas rurales y apartadas-, los que se dan en algunos grupos de científicos que investigan en áreas de punta, en algunas organizaciones de voluntarios de bien público -al menos cuando están en ellas-, la solidaridad extrema y de cierta duración que se da con ocasión de desastres naturales y/o accidentes -aunque sea por breves períodos-, los que se daban en las antiguas sociedades cooperativas, probablemente las relaciones que existieron en algunos kibutz de la primera época, las que se dan en familias 'acogedoras', las experiencias de 'trabajo en equipo' de verdad en las empresas -como algunos que se dieron durante la UP en Chile, llamadas «de participación»-, entre otros semejantes.

Los ejemplos son pocos y/o de corta vida, pero suficientes como para que se note la diferencia con las actuales sociedades del neoliberalismo salvaje o de pseudodemocracia, como para imaginar cómo podrían ser las sociedades en las que primara el modo Democrático, de verdad.

b) Comportamientos de otros modos en una sola actitud o comportamiento de un modo distinto versus mezcla de modos.


Esta justificación se aplica en especial al Individualismo, ya que la definición de él que hemos postulado contiene algunas características del Autoritarismo -ego y sociocentrismo, entre otras- y otras del modo Democrático -uso del análisis crítico propio, entre otras-, por lo que podría aducirse que se trata de mezcla de esos dos modos.

Creemos haber despejado la duda, que no se trata de una mezcla de modos -una secuencia de uno o más comportamientos autoritarios seguido(s) de otro(s) democráticos- sinó que se trata de comportamientos o actitudes únicas que tienen características simultáneas de partes de otros modos, y que, por lo tanto, son expresiones de un modo diferente, del Individualismo. (ver ps. 125 y 126)

c) Los modos como expresión de avances evolutivos.

La tercera clase de razones que hemos aducido es que los modos, en sus características, son expresión del grado de evolución que alcanzan las personas en las diferentes etapas de su vida, cuando evolucionan.

Para ejercer y aceptar las "razones" de la Ética Primitiva que hemos 'redefinido' -con la agresión física como elemento principal- no se necesitan las 'herramientas' psicológicas más complejas que requieren las "razones" del Autoritarismo -para la agresión psicológica-, tales como el lenguaje, la comparación de la calidad de las personas que permite sentir la superioridad de otros sobre uno mismo o de uno sobre otros, entre otras.

Nuestras Investigaciones Exploratorias (Cap. IV) indican claramente que la capacidad de agredir y de responder a las agresiones con agresión física aparece mucho antes que el lenguaje, incluso antes que el gatear, por lo que el paso desde la Ética Primitiva al Autoritarismo implica un avance evolutivo de importancia mayor.

Otro tanto puede decirse del paso desde el Autoritarismo al Individualismo, ya que en este modo se requiere de una autoestima suficiente como para sentirse un igual de los que dictan las normas, y también la capacidad de entender las reglas como acuerdos sociales sujetos a discusión y análisis por cada cual, entre otras capacidades psicológicas, por lo que a su vez constituye avances evolutivos significativos. No es casual que el Individualismo sólo pueda surgir desde la pubertad en adelante, tal como destaca Lickona en "Raising good children" {42}, y que éste sea el modo que predomina en la adolescencia.

La superación del Individualismo, cuando puede surgir la Autonomía, implica el abandono de la visión ego y/o sociocéntrica, la comprensión y preocupación activa por los efectos sociales de las acciones y decisiones propias, el uso de la reversibilidad y la universalidad completas, es decir, la capacidad de usar las operaciones formales propiamente tales en los ámbitos de las relaciones sociales. Obviamente, este proceso constituye un claro y fundamental avance evolutivo.

Creemos que las tres clases de razones aducidas justifican suficientemente la postulación de los dos nuevos Modos, con las definiciones que hemos expuesto. Por supuesto, provisoriamente, y como una base adecuada para las investigaciones posteriores que puedan respaldar, refutar o modificar nuestras proposiciones.


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Notas Capítulo V

[1] Dice textualmente: "El psicólogo suizo Jean Piaget nos ha enseñado más, probablemente, que cualquier otro investigador acerca de las formas en que los niños llegan a aplicar normas sociales a su propia conducta.". (ver {52}, p.354)